Tal vez algún día...



Tal vez algún día … mis ojos… en los tuyos se puedan reflejar… se enjugará entonces una lágrima… lágrima frágil como el cristal … que nacerá de un profundo manantial…
Manantial…  Afluentes de sueños.… torrentes de ilusiones… que un día contigo compartí…. Ríos de sentimientos… que arrasaron con mi tristeza y me devolvieron la felicidad….  Océanos de alegría y paz…
Pero… cuando llegó la tempestad…. mareas,… que en la distancia…  fui incapaz de aplacar… y que acabaron por ahogarme... de nuevo… en la soledad….
Mar en calma ahora… que ocupa…  el insondable vacío que dejó tu lugar.
Sueños,… ilusiones,… afluentes,… mares,… océanos… que con el paso del tiempo… aún hoy… de tu espacio… no se han podido evaporar…
Confluirán en ese manantial…. Cada sentimiento que viví… cada palabra que callé… Cada minuto que por no estar a tu lado... perdí...
 Todas esas caricias... que no te pude dar…. en esa lágrima se concentrarán….
Lágrima que recorrerá por mis mejillas… ese camino que nunca pude realizar… el camino… que hasta a ti… me pudiera llevar… largo y lento…. Como lento y eterno…. Se me ha hecho el tiempo … que he tenido que esperar…
Lágrima ... que aún vive en mí… y que no sé adivinar… si algún día…
podré por ti llorar.

Diario de un Ángel I




Primera parte

Se abrieron las puertas del Consejo Divino… custodiado por dos Guardianes,… me abrí paso entre los pasillos atestados de ángeles.  Querubines, serafines, arcángeles, principados, tronos ……. Se encontraban reunidas representaciones de todas y cada una de las órdenes.
Supongo que la ocasión lo merecía… no todos los días un ángel quebrantaba el ordenamiento celestial.  Dicho ordenamiento era un código estricto y  a cada infracción punible le correspondía una rigurosa condena.
El Consejo Divino nunca antes había tenido que reunirse para estos menesteres. Los ángeles,... por su naturaleza de seres perfectos,… no tienen la oportunidad de equivocarse,… arrepentirse… o ser perdonados.
Únicamente,... una vez,… se les impuso una prueba moral para ganar la Felicidad Eterna,… prueba que no superaron un tercio de todos los ángeles. Estos,... fueron obligados a abandonar el cielo… pasando a convertirse en ángeles caídos y demonios.
Según avanzaba por el pasillo atisbe a varios de mis compañeros,… Haziel, Aladiah, Caliel, ... ángeles que formaban parte de mi coro desde el principio de los tiempos. 
Caminé con la cabeza erguida, las alas recogidas y la mirada perdida… pero sin gesto alguno de arrepentimiento…. algo que percibieron las criaturas celestiales como una osadía por mi parte y que sin duda... no me ayudaría a atenuar mi condena. Sin embargo,... afrontaba mi destino con total convencimiento y con plena disposición a sufrir sus consecuencias.
Tras de mí se cerraron las enormes puertas con un ruido ensordecedor… acallando el murmullo generalizado que había generado mi entrada a la sala. Los murmullos se transformaron entonces en miradas…  unas compasivas,… otra incrédulas … algunas incluso enojadas… sólo encontré cierta complicidad en la mirada de mi compañero Jezael.
Los siete arcángeles configuraban el tribunal. Eran los encargados de hacer respetar los mandatos divinos y lo hacían siempre con implacable mano de hierro. Presidiendo el tribunal… se encontraba el mismísimo Arcángel Miguel…. quien bajó del cielo a Satanás y a su séquito de ángeles caídos.
El cielo tiene una clara jerarquía,…  teniendo cada una de las órdenes una misión concreta,… y cada ángel una función definida en su existencia. En el primer peldaño,… y más cercano a Dios,… se encuentran los querubines, … y en el último escalafón de la pirámide,… los ángeles.
Yo me encontraba en esta última jerarquía, era simplemente ...

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...